viernes, 3 de abril de 2009

La banda australiana AC/DC descargó esta noche una tormenta de rock and roll sobre Madrid en un concierto que desató pasiones entre sus 18.000 seguidores congregados en el Palacio de los Deportes.
Fueron casi dos horas de rayos y truenos en las que el grupo de los hermanos Young combinó los grandes éxitos con temas de "Black ice", su último álbum, tomando como guión toda su iconografía: cuernos, campanas, trenes, llamas, cañones y mujeres lascivas. La leyenda de AC/DC habla de la entrega incondicional del grupo en directo, de su fidelidad inquebrantable a una fórmula tan sencilla como efectiva plasmada en una colección de canciones demoledoras que su público espera con ansiedad en cada gira. "A ver si es verdad", comentaba un treintañero que aguardaba su turno para entrar en el Palacio de los Deportes con un grupo de jóvenes llegados del extrarradio madrileño, uno de esos lugares donde la llama del grupo prendió hace ya tres décadas.
A Víctor, que se hizo mil kilómetros para ver el concierto le valió el primer riff de la noche para exclamar: "¡Ya amorticé el viaje¡". Eran las primeras notas de "Rock and roll train" y a Angus Young, vestido todavía de colegial a sus 54 años recién cumplidos, le quedaban por sacar aún un montón de riffs de su mítica Gibson SG. El cantante, Brian Johnson -61 años- prometía al público que tendría rock and roll hasta reventar. Y vaya si lo cumplieron. Con Angus y Brian en primera línea de fuego, y Malcolm Young (segunda guitarra), Cliff Williams (bajo) y Phil Rudd (batería) en retaguardia, AC/DC fue encadenando una descarga detrás de otra.
Al tercer tema, el celebrado "Back in black" que da título a su álbum más exitoso, los técnicos de sonido ya se habían hecho con los mandos y la banda rodaba con demoledor esplendor por un espectáculo calculado al milímetro. Pero nadie quería sorpresas. Y Angus Young siguió el guión para desprenderse durante la interpretación de "The Jack" -todo un homenaje al blues- de su chaqueta, su camisa y su corbata, acabar enseñando al público sus calzoncillos con el anagrama de la banda, y alcanzar un inquietante parecido con el Gollum del Señor de los Anillos.
Luego Brian Johnson bajó del techo colgado de una campana que llevaba el nombre del grupo, que acometió "Hell's bells", el tema que abre "Back in black", al que unieron otro de los momentos más memorables del álbum, "Shoot to thrill". Son canciones con las que aún no puede competir en el favor del público el último single del grupo, "Anything goes", que dio paso a una intensa traca final con "You shook me all night long", "TNT", "Whole lotta Rosie" y "Let there be rock". Este último tema se cerró con un interminable solo de Angus Young, que se hinchó esta noche a terminar las composiciones tocando con una sola mano para deleite de su público. Al verle, algún espectador reconoció a gritos la existencia de Dios.
AC/DC se retiró brevemente, pero aún debía llevar a su público hasta la "Autopista al infierno" y más allá. Cuando lo lograron, la tormenta cesó. Así que sí, todo era verdad. AC/DC amplió su leyenda entre algunos que jamás habían visto al grupo en directo y se la recordó a los seguidores más veteranos. Y Víctor jura que regresará a Asturias presumiendo de haber estado allí. La banda, que el martes pasado actuó en Barcelona y el sábado lo hará en Bilbao, volverá a España en junio, en la parte final de una gran gira que inició en Oslo en febrero y que cerrará en Glasgow el 30 de junio. La mala noticia es que las entradas para los conciertos del Vicente Calderón y el Estadio Olímpico de Barcelona están agotadas desde hace tiempo

Madrid, 3 abr (EFE)