martes, 19 de febrero de 2013

Canto al conservadurismo cervecil

Queridos amigos, amigas, señores y señoras del jurado… me remito a ustedes después de este largo receso para exponeros una de mis estúpidas teorías cervecísticas o pajas mentales como algunos certeramente las califican.

He de reconocer, en primer lugar, que desde mi estancia en Dublín y a raíz de algunos comentarios, llevaba mucho tiempo rumiando un texto contra la todopoderosa Ratebeer (los que me conocen saben que es cierto), pero por las circunstancias profesionales personales, me curo en salud y lo voy a omitir. Llámenme cobarde.

No obstante, espero que lo que sigue sea igual de corrosivo y visceral que el texto omitido, es un canto al conservadurismo cervecil. Así es, queridos amigos, lo confieso,  soy un auténtico reaccionario de los fermentados de cereales y lo digo abiertamente desde la posición que el blog me otorga.
Bueno, vale, quizá el termino reaccionario sea un poco exagerado, no quiero que se me tome por un Joseph de Maistre de tres al cuarto, lo que quiero decir es que últimamente me da la sensación de que la gente está exagerando un poco con el tema de las novedades cerveciles, parece que lo nuevo, por el mero hecho de serlo, ya es lo bueno. No me malinterpretéis, no me estoy refiriendo entre líneas a nadie ni quiero que lo parezca, ni tampoco soy un talibán de esos que cree que se ha inventado la cerveza, o que fue el primero en probar una IPA, ni mucho menos, no tendría sentido,  sobretodo porque no es verdad, llevo muy poco tiempo en esto y sería como tirar piedras contra mi propio tejado, aparte de que soy el primero que se hace caca cuando ve la ya famosa Cigar City con pepino o la última locura de Mikkeller. Lo que quiero decir es que nunca hay que olvidar quienes somos, de donde venimos y a donde vamos, como dijo Julián Hernandez… esto es, hablamos de cerveza porque nos gusta beber cerveza y le podemos dar mil vueltas pero sigue siendo eso, cerveza y de lo que se trata es de que esté rica, que sea una buena birra, que esté bien hecha y que apetezca, dependiendo de la ocasión, por supuesto.
Me parece cojonudo que haya gente que solo quiera probar cosas nuevas, pero flipo cuando oigo a alguien que me dice, “si esa es una buena birra, pero ya la he probado”, como si solo se pudiese probar una cerveza una vez! lo que se me pasa por la cabeza en ese momento es: entonces, a ti ¿te gusta beber cerveza o probar cosas? A mi hay cervezas que me gustan porque me gustan, no me canso de ellas y precisamente eso es lo que me gusta de ellas, son buenas, está bien hechas y por eso puedo tomarme varias sin cansarme y me traen recuerdos de momentos especiales o lo que sea. Recordemos que la interpretación moral de la teoría del eterno retorno nietzscheano es esa, ama tanto algo que no te importe que se repita para siempre. Tampoco hay que olvidar el prestigio y sensación de poder que da a algunos el decir que ha probado esta o aquella birra que nadie mas ha visto nunca, pero que se supone que es brutal, por ponernos psicoanalíticos, pero no vamos a seguir por esa senda que sabemos que pica.  
Evidentemente, como he dicho antes, me gusta probar cosas nuevas, creo que aparte de leyendo es como mas se aprende, pero no podemos olvidar las cervezas más clásicas porque que sean clásicas no significa que sean malas, de hecho, al revés, si hay cerveceras que llevan casi cientos de años haciendo una cerveza, por algo será… además nos ayuda a entender lo que son las cervezas nuevas, de donde vienen, como son y porqué.
Sucede algo parecido con la música, no podemos entender a Baroness si no apreciamos a Sleep y no entendemos a Sleep si no apreciamos a Saint Vitus y a estos si no hacemos lo propio con Black Sabbath, en el caso del metal o a Pulley, Descendents, Bad Religion, The Clash y Mc5 si hablamos de punk… por supuesto que te puede gustar Kylesa y que no soportes a Pink Floyd, pero si tratamos de entenderles, de apreciar realmente lo que están haciendo, no podemos obviar el trabajo de Roger Waters y los suyos, aunque a veces sea un poco coñazo…
Por otro lado, es cierto, que hay que hilar mas fino para apreciar una kellerbier, una blonde belga o una bitter que para apreciar una Imperial IPA, una Barley Wine o una stout, sencillamente porque es un sabor mas sutil y por ello mas difícil de apreciar. Es evidente que hay cervezas de alta graduación de enorme calidad, pero también que es más difícil hacer una pale ale de 3% de ABV que sepa a algo que hacer una bomba de lúpulo y por eso mismo lo aprecio igual o mas.
A riesgo de parecer un neo-nazi cervecil, voy a exponer mi explicación: creo que la gente que obvia a los clásicos son nuevos en esto, y es normal, se han quedado flipando con las cosas nuevas y pasan de probar una Ayinger o una Fullers, por utilizar un ejemplo al uso. Como he dicho antes, con esto no quiero señalar a nadie desde mi torre de marfil de sabiduría cervecil imaginaria, nada mas lejos de la realidad, no quiero sentar cátedra, faltaría más, sólo quiero romper una lanza a favor de las Rochefort y cia e instar a aquellos que pasan de ellas que no lo hagan, porque se están perdiendo un crisol de olores y experiencias, una sinfonía de sabores, Stewie Griffin dixit, más sutiles, cierto, pero no por ello peores y eso haría que la salud del panorama cervecil patrio se mantuviese recta, fuerte y autónoma y no se dejase pervertir por el espíritu de las modas pasajeras.

El próximo día, uso y abuso del concepto "contaminación", o sobre la necesidad de hablar de las cosas con conocimiento de causa.

22 comentarios:

  1. Muy interesante (sobre todo al analogía con el stoner, los Baroness, Black Sabbath...) y muy de acuerdo estoy, no hay que olvidar lo clásico ni tampoco repudiar todo lo nuevo. Esta bien probar cosas nuevas y seguir tomando las cervezas que nos han gustado durante años. Además hay cervezas que apetecen mas para el día a día y otras (quizas las más novedosas o extravagantes) para ocasiones más concretas.

    Un saludo desde Dorado y en botella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. muchas gracias por tu comentario! me alegro de ver que no soy el úncio que piensa así! jejeje, me imagino que habrá muchos mas... un saludo y gracias de nuevo!

      Eliminar
  2. Vamos a poner un simil. Tienes dos modelos dispuestas a irse contigo a la cama, con una has estado muchas veces y va a seguir estando disponible y otra con la que no has estado y que ves pocas veces… Lo suyo es llevarse a las dos :P

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajaja, eso es! hay que estar a las maduras! con ese ejemplo es mas jodido elegir, eh? jajaja, gracias por el comentario y un abrazo!

      Eliminar
  3. En parte estoy de acuerdo con lo que escribes, pero el problema es que hay tantas cosas nuevas y buenas por probar (cada día más), que cada vez es más difícil dejar un hueco para esas cervezas que no hay que olvidar porque todos, o casi todos, empezamos por ellas. Aún así, siempre es bienbebida una Rochefort, o cualquier clásica belga, inglesa o alemana. De hecho, lo retro siempre vuelve y lo clásico nunca muere, así que...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Iker, en lo básico estamos de acuerdo, que es lo importante, desde luego que hay que probar las cosas nuevas, tanto de las nuevas cerveceras como de las mas asentadas que hacen locuras nuevas, como digo creo que es la forma de aprender, pero si olvidamos lo clásico, no tenemos referencias con las que compararlas, no conocemos los estandares y no tenemos referencias. Gracias por el comentario y un saludo!

      Eliminar
  4. Hola amigo Aniceto,
    Un placer leer tu prosa!
    Estoy enteramente de acuerdo contigo. Y es que si hablas con maestros cerveceros de verdad (que los hay) te das cuenta de lo fácil que es hacer cerveza y lo difícil que es ofrecer un producto acabado que sea bueno, que pase bién, que no sea una colección de parches y que el cuerpo te pida más de él. En pocas palabras, es muy difícil hacer "buena" cerveza y es todavia más difícil llegar a elaborar un "clásico" sobre el que mucha gente va a estar de acuerdo que lo es. Por lo que no está de más apreciarlo en su justa medida.
    También hay que entender a aquellos que buscan novedades. La curiosidad en materia de gastronomia es buena. Pero la curiosidad por ella misma, es como comprarse una bicicleta para tenerla en casa de decorado. No está nada mal que la curiosidad surja de alguna base y no se pierda de vista que, como bien lo dices, al final, la cerveza es para beberla, apreciarla y disfrutar.
    No está nada mal probar las últimas locura de Mikkeler, no lo está, pero al final, siempre acabo volviendo a las fuentes: Westmalle dubbel y Duvel, entre otras.
    Así que,por descontado, abogo por un conocimiento de los clásicos (Marston's por ejemplo) que nos permita luego explorar con fundamento.
    Al margen de esto, últimamente, he estado probando "novedades" y debo decir que un alto porcentege de ellas son bastante decepcionantes (contrariamente a la corriente que suele valorar una cosa más por su novedad que por su calidad). En especial, ayer mismo, tomé una Barley wine especialmente decepcionante.
    (Os dais cuenta que hace solo 10 años, no hubiera podido escribir esto último ni en broma?)
    Un saludo cordial.
    Espero tu próximo artículo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por tus palabras, Albert, me alegro de ver que alguien con tu conocimiento está de acuerdo conmigo. Respecto a lo que dices no tengo nada que agregar. Respecto a lo que dices al final, que hace 10 años sería impensable, también estoy de acuerdo, es algo que también he pensado mucho últimamente, habrá que darle un par de vueltas... gracias de nuevo y un saludo!

      Eliminar
  5. Confieso que me vuelve loco probar nuevas cervezas, pero es precisamente por la sed de añadir nuevos nombres a mi (bastante breve) lista de clásicos, o más que clásicos, me refiero a cervezas que son un estilo en sí mismas.

    También las uso como "pilares de memoria" en los que me apoyo para recordar otras, "es como X, pero más amarga, más dulce, menos compleja, etc".

    Hace unos años, añadía miembros a ese "club" con cierta frecuencia, pero año tras año, se va espaciando el tiempo, cada vez me cuesta más decir "esta sí, esta será una referencia fija en mi armario".

    Tiene mucho que ver con mis costumbres, los días que puedo beber, siempre tomo dos o como mucho tres cervezas, la primera siempre es una "clásica", y después viene una novedad, con la esperanza de que al servirla descubra una nueva joya digna de pertenecer a ese selecto grupo.

    Algunas de estas cervezas son:

    Rochefort, Samuel Smith Imperial Stout y OatmealStout, Struise Black Albert y Pannepot, Anchor Old FogHorn, Schlenkerla Marzen, Traquair Jacobite, Brewdog Tokyo, Founders Breakfast Stout, Liefmans Goudenband, Caracole Nostradamus, Fullers ESB...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por lo tanto, Álvaro, veo que estamos completamente de acuerdo, hay que probar cosas nuevas pero sin olvidar los clásicos. Precisamente a lo que tu llamas "pilares de memoria", yo y el Sr. Thomas Khun, lo llamamos paradigmas, aquel elemento que sirve de ejemplo o modelo de algo. Eso si, te confieso que por mucho que me guste, para mi, algo de Brewdog o de Struise no sería paradigma de algo clásico, en todo caso de la nueva hola o algo similar, la New Wave Of British Pale Ales, parafreseando al heavy, por ejemplo...

      Muchas gracias por tus palabras de nuevo! Un abrazo!

      Eliminar
  6. Coincido plenamente contigo Raúl. Si al final resulta que vamos a estar todos de acuerdo! jajaja! Muy buen artículo y planteamiento. Efectivamente no hay que olvidar de dónde venimos para saber a dónde vamos, y creo que para intentar tener un criterio crítico ajustado se han de conocer los cánones sobre los que se asienta la materia, léase en este caso, la cerveza. Si hoy podemos disfrutar de algunas locuras y extravagancias provenientes del otro lado del charco o del norte de Europa, es precisamente gracias al trabajo y sabiduría en materia cervecera que han amasado durante siglos países como Bélgica, Alemania o el Reino Unido. Yo procuro siempre alternar entre mis "fijas" y las novedades. Tengo espíritu curioso y atrevido pero no por ello me olvido de mis primeros amores cerveciles, colocados en un imaginario pedestal en mi memoria, como por ejemplo la Chimay Azul, la Rochefort 10, la Aventinus, la Samuel Smith Imperial Stout, la Saison Dupont, la Schlenkerla Märzen y tantas y tantas otras. Ninguna cerveza por el mero heho de ser nueva es mejor, y del mismo modo ni ninguna cerveza clásica, por el hecho de serlo es inigualable o insuperable.
    Como en todo el quid de la cuestión, el secreto de la virtud está en su término medio, como dijo Aristóteles. Y lo ideal es mantener en equilibrio entre el ansia por tener nuevas experiencias y aferrarse a lo "bueno conocido" como dice el refrán.
    Salu2 caballero!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gande JAB! como siempre! me alegro de ver que coincido también contigo en esto! parece que no hay nadie que piense lo contrario... pero yo se que si que los hay! jajaja. Como bien citas a Aristóteles, la clave está en el término medio. Muchas gracias por tus palabras y un saludo! Nos vemos pronto...

      Eliminar
  7. HOLA RAÚL, YO POR MI VENA COLECCIONISTA SUELO PROBAR BASTANTES NOVEDADES, NO SE, ME INQUIETA VER UNA BOTELLA Y NO SABER COMO ESTÁ, ESO ME LLEVA, COMO DICE ALBERT, A NO POCAS DECEPCIONES, PERO TAMBIEN A OCASIONALES ALEGRIAS.
    DE VEZ EN CUANDO, TAMBIEN HAY QUE METER ALGUNA BIRRA SEGURA, PARA UN MOMENTO EN EL QUE NO QUIERES SORPRESAS, TU MOMENTO. AHÍ METERÍA COSITAS COMO WESTMALLE DUBBLE, ST. PETER´S CREAM STOUT, FLYING DOG FARMHOUSE,SCHNEIDER AVENTINUS, CASI CUALQUIER CERVEZA DE TRIGO ALEMANA QUE PUEDA ENCONTRAR, DOUGALL´S 942 O LEYENDA, COOPERS SPARKING ALE Y ALGUNA COSILLA MAS. ADEMÁS, TODAS ESTAS FIJAS VALEN LA MITAD O MENOS QUE LAS NOVEDADES QUE PROBAMOS. UN SALUDO.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. hola Jorge, como bien dices, creo que a todos nos gusta probar cosas nuevas y más aún con las que se están haciendo por aquí y las que nos están llegando, pero hace nada conseguir una Chimay ya era motivo de alegría y parece que lo hemos olvidado. Como decía JAB, creo que hay mantener el equilibrio. Sólo eso, me alegro de ver que tu también estás conmigo en eso. Muchas gracias por tu comentario y un saludo!

      Eliminar
    2. MUY CIERTO, ANTES NOS CONFORMÁBAMOS CON CUALQUIER ALEMANA DE TRIGO Y CUALQUIER BELGA POTENTE, ERA LA GLORIA, EL SUMUN. AHORA BUSCAMOS Y BUSCAMOS Y TENEMOS LAS MIRAS TAN ALTAS QUE MUCHAS COSAS NO NOS SATISFACEN. A VECES DISFRUTO MAS, MI LITRO DE MAHOU EN EL PARQUE DE ATRACCIONES EN JULIO A 30 GRADOS CON UN BOCATA DE CHOPPED QUE LA ÚLTIMA FRIKADA DE MICRO O EMBARRILAMIENTO OAKEDIANO DEL COPÓN. EN SERIO.

      Eliminar
    3. Hostia, cerveriana, realmente con Mahou? Espero que esté bien fria!

      Eliminar
    4. PFFFFF, ES LO QUE HAY ALLÍ, O COCACOLA O MAHOU. OTRO AÑO CON MUCHO CALOR EN EL ZOO ME PASÓ LO MISMO CON UNA DAMM. COSAS DE LA SED, JAJAJA. DE VERAS, HECHO DE MENOS ESOS TIEMPOS EN LOS QUE TENÍAS UNA CERVEZA BELGA O CHECA, DEL ALCAMPO O DE MICROMALTA Y LA DEJABAS PARA TOMAR EL SÁBADO O EL DOMINGO Y ERA UNA EXPERIENCIA. SIN COMPLICACIONES, SIN CATAR NI BUSCAR LO ESCONDIDO, SIN MIRAR TEMPERATURAS NI COPAS, NI BUSCAR MARIDAJES. SIN SNOBISMOS, CUANDO TE BEBIAS UNA SCHNEIDER Y DECIAS QUE ERA COJONUDA, LO MEJOR QUE HABIAS PROBADO. CUANDO LOS BARRILES ERAN PARA EL VINO, EL LUPULO ERA FEROZ Y 8 GRADOS ERA UNA PASADA. CUANDO UNA PORTER NO ERA NI BALTICA NI ROBUSTA, RATEBEER NO TENÍA TANQUES Y ESO DE LAS CONTAMINACIONES ERA PARA LAS CHARCAS. BUFFFF

      Eliminar
    5. UY, QUE NO TE HE CONTESTADO ALBERT, JIJIJI, CUALQUIER INDUSTRIAL FRIA, OF COURSE. FUERA DE ESO, LAS SOPAS DE ARROZ CALIENTES SOLO CON CUCHARA XD.

      Eliminar
  8. Bueno si me permiten, vuelvo al ataque.
    Este blog fiolosófico cervecil me encanta.
    Un clásico no aparece simplemente por arte de mágia o a consecuencia de la intensidad publicitaria.
    Un clásico se ha hecho con el tiempo, con la pericia de los maestros que año tras año y en más de una caso generación tras generación, han ido produciendo, mejorando y adaptando su receta a las variaciones de materia prima pero no a las de la moda (la tentación es fuerte). El maestro cervecero de verdad está convencido de su obra, no sacrifica a la moda (o lo hace con otro producto porque de algo hay que vivir. (Véase Belzebuth)
    No nos quepa la mas mínima duda que han ido probando sus producciones partida a partida, buscando paranoicamente defectos y detectando características que ni tan solo vamos a sospechar. Así, poco a poco se va fraguando una cerveza con características superficiales de bevibilidad o de equilibrio y con aspectos profundos de composición que va a darnos el placer que nos da. No vamos a darnos cuenta real y consciente de la mitad de las cosas, pero inconscientemente, lo notamos todo.
    Un clásico satisface el consciente y el insconsciente!
    No se equivoquen, no estoy alabando el maestro más de la cuenta. Más de uno ha conseguido un clásico sin quererlo... Però el trabajo paciente es el que acaba produciendo joyas... como la Budejovicky Budvar de barril sin pasteurizar! Esto es un clásico!
    Salud a todos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. hola Albert! muchas gracias por tu comentario, muy acertado, como siempre, estoy completamente de acuerdo con la idea de que el trabajo es lo que hace que una cerveza acabe convirtiéndose en un clásico, pero me gusta especialmente eso que dices de la apreciación de una cerveza de forma consciente e inconsciente... habrá que darle también un par de vueltas! jejeje. Creo que tiene mucho sentido y razón, la parte consciente sería aquella que nos hace decir que una cerveza es buena, esta equilibrada, está bien hecha, es original, etc. Pero siempre hay algo subliminal, ese "no se qué" que muchas veces es tan importante, a veces, mas incluso que la parte más objetiva... Gracias de nuevo por la aportación, muy interesante! Un saludo!

      Eliminar
    2. Hace mucho tiempo, en mis tiempos mozos, estuve intentando hacer escalada. Mi maestro fue un amigo que al cabo de 30 años todavia lo es. Este personaje me enseñó que una cosa era la técnica para escalar, y la otra la mentalidad. Y sobre todo me dijo una cosa que he ido pensando durante todo este tiempo: "tu cuerpo sabe muchas mas cosas que tu mismo. Si confias en el subirás montañas que nunca te hubieras figurado que las subirias". Tenia razón y lo experimenté algunas veces antes de destrozarme la rodilla... en bicicleta.
      Bueno pues pasa algo semejante con el olfato. Cuando estamos oliendo conscientemente una cosa, debemos confiar en nuestro cuerpo. Él detecta muchas más cosas de lo que nos imaginamos. Y si confiamos, nos lo trae, poco a poco, a la consciencia. Solo hay que tener paciencia: es difícil romper con la costumbre de querer hacerlo todo conscientemente. A veces hay que dejar fluir...
      Be water my friend.
      No se si me explico.
      Un saludo cordial.

      Eliminar
    3. muy buena enseñanza! gracias de nuevo, Albert! yo te entiendo perfectamente be water... jejeje, un saludo!

      Eliminar