sábado, 2 de junio de 2012

Apocalípticos e integrados, cervecísticamente hablando.

La primera parte del título de este post es el nombre que lleva una famosa obra del italiano Umberto Eco, publicada hace la friolera de 47 años, pero que, aunque expone una categorización que ha sido manida hasta la saciedad, para lo que quiero exponer, sigue valiendo perfectamente.

En esta obra, el autor realiza un estudio sobre la cultura popular y los medios de comunicación. La obra parte de dos posiciones opuestas ante la cultura: la apocalíptica y la integrada. Eco entiende por apocalípticos aquellos que plantean un enfoque pesimista sobre los alcances de la cultura de masas, ya sea desde una postura conservadora o aristocrática, o bien progresista. Entre ellos se encuentran Adorno, Horkheimer. Son aquellos que miran hacia el pasado y se aferran a las viejas costumbres, a las antiguas teologías y a los métodos reaccionarios de rechazo para hallar la verdad. Son los que prefieren obedecer a la autoridad impuesta, en lugar de la guía autoimpuesta del intelecto iluminado. Siguen a una iglesia y a un gobierno, se caracterizan por la devoción y el amor puros, pero no quieren reconocer al espíritu santo como la inteligencia de la que están dotados. Pertenecen a la vieja generación. Es decir, son aquellos que creen que no es deseable que la cultura se extienda y alcance a la mayoría de la población, si no que prefieren que se mantenga una especie de élite cultural, porque son solo unos pocos los que puede realmente entenderla y apreciarla. Básicamente sería algo así como lo contrario a la democratización de la cultura.

Por otro lado, son integrados aquellos que hacen una interpretación benévola sobre los resultados que provoca la cultura de masas, como el acceso de todos a la cultura, como es el caso de Marshall McLuhan. Incluye a los místicos intelectuales, a los conocedores de la realidad, que no pertenecen a una definida religión u organización, pero se consideran miembros de la humanidad, aprenden mediante los mismos símbolos y son el principio unificador. Es decir, que los integrados son aquellos que están a favor de que la cultura se extienda todo lo posible, alcanzando a la mayoría de la sociedad.

A raíz de esto y muchas veces relacionado, pero no siempre, se me ocurre otra división o categorización muy importante, la de la aceptación o no, por parte de los críticos de los nuevos avances en el campo del arte. En este caso también hay dos posturas, enfrentadas y antagónicas, que no se siguen necesariamente de las anteriores pero que si están muy relacionadas, son las de “esto ya no es lo que era” o lo que es lo mismo “cualquier tiempo pasado fue mejor”, frente a la moderna “todo lo nuevo y raro mola” que también podemos llamar “hipster”. Básicamente, surgen dos categorías, los primeros, los clásicos, son los que les parece muy mal cualquier cosa rara que se haga, cualquier innovación o cambio, mientras que a los segundos, les parece bien por el mero de hecho de ser nuevo y original.

Pues bien, dicho todo esto, podemos extrapolarlo al mundo cervecil, que es lo que nos interesa. El apocalíptico cervecil es aquel que se cabrea cuando ve una Chimay en el Pryca porque dice que la gente no va a saber apreciarla, al que le jode que se abra un bar nuevo en el que ponen IPAs, en resumen, el que quiere que esto se mantenga entre cuatro porque cree que la gente no está a la altura. Por otro lado el integrado es el que se alegra de sobremanera cuando ve que cada vez hay mas gente en los eventos cerveciles o cuando ve esa Chimay en el Pryca, porque así mas gente podrá disfrutar de esa maravilla que hacen los monjes belgas (maravilla que, por cierto, creo que no está lo suficientemente valorada).

Por otro lado, los clásicos cerveciles son aquellos que sólo les gusta su cerveza de un una ciudad rara alemana, que lleva toda la vida haciéndose allí, de la misma forma, sin variar la receta ni un gramo y no solo eso, sino que incluso critica cada nueva creación de Mikkeller o Brew Dog sin ni siquiera darle un chance y cuando lo hace se tiene que meter sus palabras en sálvese la parte. En cambio el hipster es el que en cuanto ve la etiqueta de la última Saison de Cigar City hecha con pepino, no puede esperar para catarla (ojo que a mi me encantaría, jejeje) y cuando lo hace solo puede decir maravillas sobre ella, pero precisamente por eso no ha catado una Celebrator o una Westmalle tripel, porque como lleva toda la vida, no mola.

Pues bien, ¿qué es lo que quiero decir con todo esto? Pues que hay que ser más aristotélico, nada más y nada menos ¿pero a qué narices viene sacar a Aristóteles ahora? Pues a que el estagiritia, en su “Ética a Nicómaco” expone que la virtud es el término medio y creo que en estos dos casos es así. Creo que no está bien pretender mantener esto en un círculo cerrado de elegidos o iniciados en el que si no has catado mas de 25 Three Floyds no tienes ni idea pero que tampoco debe sucumbir esto antes las grandes mutinacionales y que acabemos viendo cerveza artesana por todos lados, porque eso significaría precisamente que dejaría de ser artesana. Por otro lado, lo mismo, ni tanto ni tan calvo, creo no está bien deshacerse por cualquier cosa rara y nueva y olvidar todas las tradiciones, pero tampoco rechazar cualquier cosa nueva porque sea nueva, hay que dar oportunidades y luego juzgar con conocimiento de causa.

14 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo contigo Aniceto. Mientras leía el artículo me ha venido a la cabeza una canción de Fito que canta con Robe (Extremoduro) que dice "ni negro del todo ni del todo blanco, entre los extremos siempre hay más espacio".
    Pues eso :) No todo lo innovador tiene por que ser bueno, aunque hay que probarlo y darle una oportunidad antes de juzgarlo; y hay muchos estilos tradicionales, algunos que pueden estar apunto de desaparecer, que nos aportan muy buenas cervezas y que habría que recuperar para poder disfrutar de ellas.

    Buen fin de semana. Un saludo!

    ResponderEliminar
  2. Como se suele decir aunque no en todos los casos lo considero cierto, en el equilibrio está la virtud, muy buen post, saludos

    ResponderEliminar
  3. no había acabado de leer la última parte y veo que te he calcado el comentario aristotélico... bueno saludos!

    ResponderEliminar
  4. jajaja, muchísimas gracias los dos por los comentarios, veo que he conseguido transmitir la idea y que estamos de acuerdo! Escucharé la canción de Extremoduro Javi! Saludos!

    ResponderEliminar
  5. Para ponerlo en pocas palabras. Tanto unos como otros son gente que no entiende de cerveza...

    ResponderEliminar
  6. Esa es la idea Filosof! Un buen resumen! jejeje. Un saludo!

    ResponderEliminar
  7. .... A lo cual debería agregar que gran parte de lo que se hoy considera innovador o transgresor, si se escarba un poco en la historia, no es ni lo uno ni lo otro. De hecho, mucho de eso, en algún momento pudo haberse considerado normal. Ejemplos sobran: cervezas añejadas en barricas por 20 años, cervezas ahumadas y agrias, cervezas elaboradas con porotos malteados, trigo sarraceno, 100% avena, ajenjo, pale ales con más de 100IBU, cervezas con dos años de guarda que se mezclaban con una porción de la misma cerveza, pero joven, etc. etc. etc....

    ResponderEliminar
  8. También tengo que darte la razón en esta, pero según leía tu comentario estaba repasando ejemplos de cada uno de los estilos que has dicho, pero tengo que reconocer que del que no conozco ninguno es de pale ales de mas de 100 IBUs, me puedes dar algún ejemplo? por curiosidad, mas que nada. Muchas gracias de nuevo y un saludo!

    ResponderEliminar
  9. En Escocia, en la segunda mitad del s. 19 se elaboran IPA's con lo que hoy sería arriba de 100IBU (y lo más curioso es que se utilizaba casi en su totalidad lúpulos Saaz)...

    ResponderEliminar
  10. que curioso! no tenía ni idea! muchas gracias por la información!

    ResponderEliminar
  11. Totalmente de acuerdo. Aunque personalmente lo que me he encontrado en el mundo de la cerveza (en el del güisqui y vino también), es que el elaborador tradicional, lo único que hace es elaborar cerveza de la misma manera que la hizo su padre sin entrar a dar lecciones a nadie. En cambio en lo "moderno" y transgresor hay más cuento y es más dificil distinguir a un honesto innovador de un farsante. Soy un poco reaccionario en esto de la bebida, lo reconozco. Un saludo

    ResponderEliminar
  12. jajaja, muchas gracias por tu comentario Pablo! me parece muy bien que seas un poco reaccionario a nivel de bebidas. De hecho, en parte estoy de acuerdo con lo que dices de los productores, pero en parte no por lo siguiente: creo que un productor tradicional hace lo que hacía su padre sin dar lecciones a nadie, bien, pero muchas veces se quedan en eso, sin experimentar mucho y eso hace que se empobrezca un poco la cosa, ¿no? Por otro lado también puede parecer que es difícil distinguir entre uno honesto innovador y un farsante, pero como decía mi abuela, "se pilla antes a un mentiroso que a un cojo", quicir, que igual el farsante te engaña durante un tiempo, pero al final te vas a dar cuenta de lo que realmente es.
    Un saludo!

    ResponderEliminar
  13. Interesante post, Aniceto, como siempre!

    En mi caso tengo que reconocer que soy bastante extremo, me tira mucho la cerveza que se elabora desde hace 500 años en un pueblo perdido en medio de Baviera, o las cervezas clásicas que no han sucumbido a modas, pero también la última frikada que han hecho en colaboración 2 zumbados yankies. No lo puedo evitar y quiero probarlo todo a costa de mi cartera... ;P.

    Me gusta ver Chimay y muchas otras cosas en los hipers, pero tampoco quisiera que así fuera con todas las birras y no porque no me alegrara o por creer que es más guai que estén en una supertienda para entendidos, sino porque el trato que le dispensan ciertas cadenas de hipers no es el mejor. Imagínate que te meten una DeMolen al lado de un chorizo en oferta (ahora que lo pienso tampoco suena tan mal... jaja!).

    Como diría el sabio, bebe y deja beber! Y si no lo dijo nadie me agencio la frase... XD

    Saludos!

    ResponderEliminar
  14. Muchas gracias por el comentario Lúpuloadicto.

    A mi también me gustan mucho las cosas de toda la vida y las últimas locuras, pero tanto con unas como con otras hay que ser crítico, no? no solo porque lo hagan así ya tiene que ser bueno.

    Respecto a lo de los hipers, tienes bastante razón, no creo que traten algunos productos como se debería, eso no tiene discusión. Pero ¿y las latas? como sabes en USA ya hay muchas artesanas en lata. Eso si se podría, no? me imagino, vamos...

    Pero está claro que cada uno es cada uno, yo sólo digo como lo veo y precisamente digo eso, que nos relajemos un poquito y abramos otra cervecita, jejeje.

    Un saludo!

    ResponderEliminar