Hace unos 3 años recibí como regalo una Big Chouffe, la versión magnum de La Chouffe, una de mis cervezas favoritas por aquel entonces y todavía hoy. Tradicionalmente, La Chouffe se sirve en botellas de 75cl. aunque desde hace unos años también se puede encontrar en formato de 33 cl. pero en este caso estamos hablando de una botella de 1,5 l. es decir, como dos normales, lo cual significa, que mantiene mejor sus cualidades cerveciles. Con gran esfuerzo y dedicación conseguí guardar esta clásica cerveza durante más de dos años, casi tres, en la botella se puede leer claramente que es del 2010 y por lo tanto, dadas las característicamente de esta birra, que muchos conoceréis puede guardarse un poco, pero tampoco conviene demasiado, así que considere que esta guarda de 2 años largos, casi 3, sería positiva para la cerveza, sin llegar a arriesgarme por exceso de tiempo en convertirla en caldo de desagüe. Para que la apreciación de la mejora gracias a la guarda fuese mas precisa, la comparé con una cerveza igual pero fresca, eso si, de menor tamaño para mantener un mínimo de cordura... el resultado, afortunadamente, ha sido espectacular.
Para los que no la conozcan, La Chouffe es una cerveza rubia de las Ardenas, con una levadura bastante particular, algo de cilantro, azúcar candy y un carácter muy personal. El color es dorado ligeramente oscuro, algo turbia, carbónico medio, corona blanca, consistente y persistente pero poco abundante. Aroma fresco, a hierbas, intensidad media, mucho cítrico, por el cilantro, seguramente, algo de levas, galleta, pan, etc. Es de trago extremadamente fácil, a pesar de sus 8%. En boca tiene mucha presencia el grano, pero es muy fresca y mantiene esos cítricos. Por todo ello, en cierta medida, me ha recordado durante mucho tiempo a algunas saison, aunque no creo que se pueda clasificar dentro de ese estilo, le falta un puntillo funky...
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Detalle de la Big Chouffe |
Lo que salía de la botella gigante era una cosa muy diferente, mucho más oscura y opaca, el color era naranja oscuro, más apagado, más trurbia y con muchísimos más posos. La espuma, prácticamente la misma, quizá un poco mas compacta aún, pero muy similar. El arona, de nuevo, muy distinto, como era de esperar, menos fresco, mucho más predominio de las levas, más sutil, pero igual de complejo, o mas. Como suele ocurrir en estos casos, el resultado es más equilibrado, es decir, los sabores están mejor integrados, mas compenetrados y con mayor armonía, no destacan tanto unos sobre otros. En boca gana cuerpo, de nuevo más equilibrada, más compleja, parece casi una de mis queridas triples de abadía. También, como era lógico, desaparece mucho el punto herbal, fresco y cítrico del cilantro.
Como veis, el resultado es espectacular y la cerveza adquiere unos matices muy interesantes.